En el momento de la ducha hay jabones que me gustan más que otros. Lo mismo me comentan las personas que usan jabones sólidos a diario.
¿Existe el jabón perfecto?
Hay jabones que te incitan a permanecer más tiempo en la ducha, que es tan agradable a los sentidos que querrías alargar el baño un poco más.
En lo personal me gustan los jabones que son lo suficientemente duros como para que las pastillas no se gasten en pocos lavados, evitando los jabones demasiado blandos o resbaladizos.
En definitiva, busco que tengan la dureza justa, que no me obliguen a friccionar y enrojecer la piel para producir espuma. Normalmente al contacto con el agua frotando suave ya se forma espuma y notas como limpia, es decir, como retira la suciedad de la piel, porque esa es la función principal de un jabón.
Me encanta que deje en mi piel la sensación de limpieza, suavidad, humectación, nutrición. Un jabón que deja la piel tirante, con sensación rasposa o por el contrario deja sensación grasa o pátina cerosa, me indica que es muy limpiador o tiene un exceso de sobreengrasado. Ninguno de esos supuestos es lo que busco para cuidar mi piel.
Para conseguir un jabón que me guste, la fórmula tiene que ser equilibrada. Así las características físicas de la pastilla y las cualidades cosméticas del jabón se mantienen dentro de un rango que cumplirá mi exigencia particular.
También pido que huela rico con aromas naturales, por eso uso aceites esenciales que además de aportar sus propiedades, no irrita mi piel. Me encanta convertir la ducha diaria en un disfrute de los sentidos, una experiencia que me conecte al momento.
*Una sinergia decítricos con menta, romero o tomillo es muy energizante para la ducha matutina.
**Mientras que una lavanda, el cedro o el sándalo son ideales para ese baño antes de irse a dormir.
La ventaja de hacerlo yo misma, es que puedo personalizar el jabón a mi gusto y exigencias; sin que pierda su naturaleza. Me permite usar los aditivos precisos como avena, miel, harina de arroz, aloe vera, yogur, etc. para adaptarlo a las necesidades de mi piel, al tiempo que se adaptan a la calidad del agua de mi zona.
¿Cómo es el agua dónde vives? Es importante tenerlo en cuenta porque influye en el comportamiento de tu jabón.
Y tú… ¿Qué le pides a tu jabón? ¿Cómo te gustaría que fuera? Eres de las que piden cremosidad a la espuma o prefieres que haga burbujas más grandes.
¿Quieres aprender a formular tus propios jabones?
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