¿Imanes de Ferrita o Neodimio?
En Biomagnetismo utilizamos imanes permanentes de mediana intensidad y es frecuente que a la hora de escoger los imanes para terapia surja esta pregunta: ¿Son mejores los imanes de ferrita o de neodimio?.
Te cuento mi opinión, pero primero…¿sabes qué es un imán?
Un imán permanente es un material capaz de producir un campo magnético continuo a su alrededor y atraer hacia sí o ser atraído hacia otro imán o hacia cualquier otro cuerpo de hierro, cobalto u otros metales ferromagnéticos.
Hay dos tipos de imanes permanentes: los imanes naturales, como la magnetita, y los imanes artificiales, que se fabrican con materiales ferromagnéticos duros.
En Biomagnetismo utilizamos imanes permanentes artificiales y se fabrican con metales como el hierro(Fe), cobalto(Co), níquel(Ni) y las mezclas de ellos, llamadas aleaciones.
Son metales altamente magnéticos y por eso, al someterlos a una determinada fuerza o inducción magnética, se magnetizan y conservan las propiedades magnéticas de forma permanente.
Algunos de los metales y sus aleaciones más utilizadas en la fabricación de imanes permanentes son:
Alnico: imanes fabricados con una aleación de cobalto, aluminio y níquel. En ocasiones con hierro, cobre y titanio.
Ferrita: son los llamados imanes cerámicos y están fabricados con hierro cristalizado en el sistema cúbico, también conocido como hierro-α.
Neodimio: imanes que se fabrican con la aleación de neodimio, hierro y boro y con frecuencia llevan un recubrimiento de níquel para protegerlos de la oxidación.
Samario: fabricados con una aleación de samario y cobalto.
Pero no cualquier imán sirve para terapia; en Biomagnetismo los imanes que utilizamos deben tener una fuerza o inducción magnética de al menos 1.000 Gauss para que sean terapéuticos y tener sus polos bien identificados y orientados correctamente.
Para mí, los que más utilizo son los de ferrita; me gusta la energía que transmiten y son seguros al utilizarlos para toda la familia y en cualquier parte del cuerpo; en mi caso los utilizo siempre rectangulares, son los más versátiles.
Pero también son imprescindibles los imanes de neodimio; en este caso me gustan redondos y al ser mucho más potentes que los de ferrita puedes escoger discos con la mitad de grosor, siendo muy útiles para zonas posterior del cuerpo donde los de ferrita tal vez resultan algo incómodos por su grosor.
Independientemente de los imanes que elijas, es importante que estén forrados.
En primer lugar, por protección del imán frente a pequeños impactos que a la larga puedan generar fisuras internas o roturas en el peor de los casos, especialmente con los imanes de ferrita que aunque son duros, también son frágiles. Y los imanes de neodimio además son peligrosos al manipularlos dada su gran fuerza de atracción y debido a la capa de níquel que los recubre para protegerlos de la oxidación, pueden producir alguna reacción alérgica en personas sensibles al níquel.
En segundo lugar, porque es imprescindible poder identificar correctamente las polaridades; rojo para el polo positivo y negro para el negativo. Recuerda que los pares biomagnéticos siempre tienen un punto donde se pondrá el imán con polaridad negativa y otro punto con el que hace resonancia donde situaremos el polo positivo del imán para poder despolarizar el par correctamente.
En tercer lugar, pensando en la seguridad tanto del terapeuta como del cliente; poder sujetar los imanes con confianza y tener seguridad de que no se van a plegar propinando un pellizco al cliente, es algo que vale la pena tener en cuenta.
Y por último, poder desinfectar los imanes debidamente entre un cliente y otro es algo que no con cualquier material puedes hacer sin que se estropeen a los pocos usos.
Te recomiendo que elijas tus imanes terapéuticos pensando que te han de durar muchos años si los cuidas un poquito, ya que el magnetismo de los imanes no es algo que se agote o sirva para unos pocos usos.